Las palabras y las cosas
"A alguien de mi familia lo debe haber picado una
víbora. Desde que amanece estoy rabioso". Con las dos primeras frases de
esta novela extraordinaria, Elvira Orphée abre el juego mostrando el hueso de
la historia. Cuánto de nuestra vida podemos explicar en base a nuestro origen.
Esas herencias turbias que el pasado convierte en huella. Lo que somos y no
hemos podido elegir. Nuestra piel, nuestra familia, nuestro lugar en un mapa
dibujado por el poder.
Sixto Riera tiene 13 años. Es indio. Es huérfano. Es el
criado de una familia a la que ha sido llevado para trabajar y adonde ha
aceptado ir para tener algo de comer. Se encarga de cuidar a la señora,
inmovilizada en su cama desde hace 15 años. Cada día se enfrenta a ese mundo
que sabe ajeno. El mundo de los blancos, de los que tienen dinero, de los que
saben decir las cosas. Sixto pelea con el lenguaje y sabe que allí hay una
puerta. Cree que si pudiera decir lo que quiere, su lugar en el mundo sería otro.
El poder y el linaje se expresan en el color de la piel y en el uso del
lenguaje. Están los negros, los indios, los sucios, los pobres, los que no
saben cómo decir. Y están los otros: los blancos, los rubios, los dueños de
todo, incluso de las palabras.
La frontera se marca a través de la burla, la ofensa, la
opresión y el desprecio. Un acorralamiento permanente en la calle, en la
escuela, en la casa, en la familia. El noroeste argentino está tan presente en
la historia que es difícil explicitar cómo lo logra Orphée. Los duendes de la
siesta, el diablo como una aparición posible y cotidiana, los fantasmas
habitando los animales, el mundo como un escenario misterioso donde cada cosa
puede ser otra, los perfumes, los colores, las texturas, la presencia innegable
y pesada de los cuerpos, la naturaleza siempre atravesando la vida de la gente.
Elvira Orphée parece uno de esos grandes músicos que, al
tocar, nos hacen creer que es sencillo lo que en realidad es absoluta maestría,
conocimiento perfecto del instrumento. Hay que recordar que, aunque hoy la
autora es reconocida como una de las voces más singulares de la literatura
argentina, cuando publicó este libro sólo tenía 26 años. La novela funciona
como una piedra que golpea en plena frente. De ese golpe viene un dolor
luminoso, un instante de explosión que permite comprender la dureza, la
injusticia, la tragedia del oprimido. Uno se deslumbra, ve algo que, de tan
presente, estaba escondido. Y logra sentirlo como propio.
Dos veranos, por
Elvira Orphée, Eduvim. Sinopsis: Dos veranos en la vida de Sixto Riera, un
adolescente indio que trabaja como criado. La opresión de una sociedad racista
que considera a los blancos como únicos dueños del poder económico y simbólico.
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