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miércoles, 7 de diciembre de 2016

Con tonada cordobesa: una literatura plural y muy viva (Daniel Gigena)

Visibles y premiados, los autores "mediterráneos" reivindican la diversidad de temas y estilos; la nueva generación después de Teresa Andruetto, Cristina Bajo y Federico Falco

Daniel Gigena


Realismo sucio, autobiografías enmascaradas, narrativa de género, thrillers metafísicos ambientados en una ciudad sorda, regionalismo fantástico, novela romántica, la literatura cordobesa actual se define por la diversidad. Varios autores ya consagrados nacional e internacionalmente, como Federico Falco, Eugenia Almeida y María Teresa Andruetto, le dieron visibilidad a una nueva generación de escritores. "La narrativa en Córdoba tiene una larga tradición -dice Almeida, que este año ganó el premio de la revista francesa Transfuge por su novela La tensión del umbral (Edhasa)-. Lo que me parece más valioso en esta tradición es la heterogeneidad." Es verdad que, como señala Almeida, en nada se parece el trabajo de Bajo al de Falco, por mencionar a dos autores de calidad indiscutible. "Somos diferentes y convivimos. Esa pluralidad me parece lo más valioso."

En esa pluralidad hay aún secretos bien guardados, como la literatura de Roberto Videla, que este año publicó dos libros en los que enlaza la autobiografía con la novela corta (o "rota", como la llama él): Dichas y quebrantos (Borde Perdido) y Maestros. Traiciones (Pasto Ediciones). Sobre las líneas estéticas de la narrativa cordobesa, Videla también celebra el carácter de mezcla. "No sé de estadísticas, sé de sensaciones: en Córdoba hay un movimiento grande, se suceden presentaciones, se le da un importante lugar a la poesía, se escribe mucho sobre literatura. Escribo desde 2008; este mundo es nuevo para mí, árido y fértil, inquieta y entusiasma."

Lamberti, que presentó recientemente la novela La maestra rural (Random House), no cree que hoy haya más escritores cordobeses que en el pasado. "Sí se les da más bolilla desde los medios y eso los vuelve más visibles. Tuve la suerte de estar en el lugar y en el momento indicados. Cuando todavía estudiaba en la Facultad de Letras, se dieron varios factores que influyeron en ese hecho: los talleres literarios de María Teresa Andruetto y Lilia Lardone, la aparición de pequeñas editoriales que se animaron a publicar inéditos y organizaron lecturas, y la proliferación de los blogs, que fue muy importante para que lo que pasaba en Córdoba se leyera en otras partes." Este escritor fue también editor en La Creciente. "Desde esa época conozco a Falco, compartí lecturas con él, pensamos en un proyecto narrativo desde el interior. Fue el primero que leí que no tenía vergüenza de representar su pueblo de origen en lo que escribía. A nivel literario la cuestión pasaba por escribir «desde Córdoba», utilizando todo lo que nos enseñó la literatura norteamericana, de la que éramos fans absolutos."


Póker de diferencias

Cuatro novedades editoriales de nuevos narradores cordobeses llegaron a las librerías porteñas. Dos de ellas pertenecen al sello Nudista. Natalia Ferreyra publicó El resto de los días, un conjunto de relatos que enfoca distintos tipos de vínculos. "No fue algo consciente, cuando me siento a escribir simplemente hay una historia o un personaje que me interesa abordar y a partir de ahí escribo. Simplemente veo por dónde me va llevando la trama y lo que el personaje necesita", dice la autora.

El otro libro de relatos publicado por Nudista pertenece a una figura clave de la "movida" cordobesa. Carlos Alberto Schilling, autor del celebrado Experimentos con seres humanos, presenta ahora Disfrazado de novia. "Casi todas las historias están marcadas por la imposibilidad de los protagonistas para salir del mundo que ellos mismos se han creado o que de algún modo se ha instalado en ellos como una obsesión que les distorsiona el sentido de la realidad."

Para Schilling, lo que se ve hoy de la literatura que se escribe en Córdoba sigue siendo la punta de un iceberg. Y aporta nuevos nombres para seguir la conexión cordobesa: Daniel Vera, Antonio Oviedo, Mary Calviño, Elisa Molina, Carlos Surghi.

Edhasa publicó recientemente el libro de cuentos de Nelson Specchia. La cena de Electra reúne relatos escritos en los últimos años por el narrador y editor. El cuento homónimo ganó el premio Max Aub. Specchia, dueño de una voz especial en el panorama de la provincia donde vive, nació en Chaco. Para Specchia, la tendencia al realismo coloquial urbano, que se contenta con un porcentaje limitado de expresiones y palabras, termina por marginar los recursos expresivos del texto. "El lenguaje es un fenómeno vivo, que se está armando y desarmando permanentemente, y yo busco, sondeo, me sumerjo en ese idioma que venimos construyendo generación a generación y tiro de un hilo cuando encuentro una punta", dice.

Augusto Porporato también habla de una visibilización de la narrativa de Córdoba. "Esto se debe a que en los últimos años ha conseguido una mayor presencia en Buenos Aires, una fuerte caja de resonancia capaz de trascender fronteras y de conquistar muchos más lectores. Y no hablo sólo de los escritores cordobeses jóvenes que han empezado a publicar en importantes editoriales porteñas, sino sobre todo de los sellos cordobeses que han logrado tener una presencia importante allá, ya sea en la distribución de los libros como en la alta consideración de la crítica y de los lectores."

En uno de esos sellos centrales para la difusión de la literatura local, Alción, Porporato publicó La isla. "Las alteraciones mentales, en este caso provocadas por la falta de sueño, y sus consecuencias tanto para el sufriente como para quienes están con él, son un tema que visité en mis dos novelas anteriores, Punto de fuga y La crisálida -adelanta Porporato-. Me siento muy en deuda con la tradición de grandes escritores psicologistas argentinos, como Antonio Di Benedetto."



Daniel Gigena




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