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sábado, 4 de marzo de 2017

La dictadura ilustrada / Carlos Sampayo




Artistas, locos y criminales

La dictadura ilustrada, el nuevo libro de Carlos Sampayo, ofrece una trama de trece cuentos que tejen una constelación de historias enlazadas. Un taller mecánico donde se trabaja y se conversa; un paquete olvidado en un viejo colectivo; un avión sin paracaídas; cerdos “enfermos de tristeza”; una ferretería, una óptica y una farmacia convertidas en “territorio de caza”; una luz cegadora; la tortura en los calabozos de la policía; los militares tomando la ciudad mientras dos boxeadores pelean. 

Un espía industrial; un antiguo afinador de pianos; un marido que persigue a su esposa; un hombre misterioso que aparece en una serie de fotografías; un desertor convertido en sereno; una artista que relaciona color y tonalidad para pintar la música; un expatriado acusado de colaboracionista; alguien que cuenta baldosas o balcones en su recorrido; dos amigas tomando el té antes de visitar a un contrabandista. Una larga troupe de protagonistas que vienen marcados por el pasado y destinados a un futuro que se anticipa oscuro en los signos del presente. 

En los cuentos de Carlos Sampayo la Historia no aparece como tema directo sino como parte de las vidas de los personajes. Lo que sucede a nivel social se funde con lo que pasa a nivel íntimo. En estos relatos surgen –suavemente– referencias históricas a hechos fundamentales: el fusilamiento de dos anarquistas italianos, el ascenso de Hitler, el fin de la Guerra Civil Española, el Genocidio Armenio, el bombardeo de Plaza de Mayo. Aparece la violencia política, la complejidad de la experiencia humana y, fundamentalmente, el pasado y su herencia oscura o luminosa. 

Quizás “Imagen de fondo” (el cuento sobre “un hombre con una sombra que no era la suya”) ofrezca una clave de lectura de todo el libro: los protagonistas de cada historia pueden reaparecer (como comparsas, como detalles, como recuerdos, como promesas) en otros relatos. Como si esta colección de cuentos fuera un enorme edificio en el que los pensionistas salen de un cuarto para entrar a otro. Se construye así una red similar a la que dibujamos cada día cruzando nuestras vidas. Y esa red, en manos de Sampayo, se convierte en un trabajo de orfebrería que emparenta La dictadura ilustrada con otro magnífico libro de cuentos: Últimos fuegos, de la chilena Alejandra Costamagna. 

El autor sabe hablar en imágenes. Quizás una herencia de su largo trabajo como guionista de novelas gráficas. En la contratapa, Marcelo Cohen anuncia: “Piedad, risa, furia, clasicismo y delirio: bienvenidos al gabinete de Carlos Sampayo. Prepárense para emociones infrecuentes.” Y esa última palabra es la que permanece. Porque la escritura de Sampayo siempre produce algo del orden de lo infrecuente. 


Eugenia Almeida


Publicado originalmente en Número Cero





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