La pieza del fondo, es la segunda novela que publica esta
escritora y docente cordobesa, nacida a principios de la década del 70, que
sorprendió a propios y extraños con el primero de sus trabajos, la premiada El
colectivo, una de mis preferidas a la hora de atender el pedido de
“alguna novela sobre la dictadura” que anualmente renuevan las docentes de
literatura. En esta oportunidad, la autora redobla la apuesta bajo el mismo
recurso de interrumpir, sorpresiva y enigmáticamente una rutina, detonando de
esta manera sencilla y efectiva, la trama de una novela distinguida.
Un hombre mayor que no puede valerse
totalmente por sus propios medios, se halla “abandonado” en el banco de una
plaza, en el que pasa abstraído, la mayor parte del día. Solo ha reparado en
él, Sofía, la joven y explotada moza de un bar aledaño, que suele llevarle
comida a escondidas y sentarse a su lado a charlar después del trabajo, aunque
solo sea ella la que hable. El rito se perturba cuando el viejito desaparece,
dando lugar a la presentación de una galería de disímiles personajes, quienes a
su turno se van pasando el protagonismo unos a otros, como en una carrera de
postas; Frías, un isleño viudo devenido en policía; el Director de una colonia
Psiquiátrica; la Dra.
recién llegada a la colonia, dueña a su pesar de una infancia convertida en
triste leyenda; la hermana amputada de Sofía y algún empleado de sanidad con
futuro de tragedia filiar. Todos ellos van urdiendo a partir de sus diálogos
una historia única y radial, nacida a partir de aquella ausencia, como si
después de haber trazado el círculo retiramos el compás, y solo queda la marca
en el centro como evocación de una presencia que resultó determinante y sobre
la que pivotean los personajes del libro, girando siempre alrededor de ese
viejo ausente y anónimo, que también es el prójimo, el otro. Y es esta la
temática que atraviesa todo el libro: de que manera nos relacionamos y que
somos capaces de hacer por el otro, el desconocido, ese que espera al lado
nuestro en una cola, el empleado que nos atiende en un organismo público o el
que esta en la calle estirando la mano.
“Los otros, los que están siempre, ésos
presentan batallas feroces. Después están las otras, las invisibles. Si ese
hombre que pasa por la calle podría quererte. Si esa vieja que cruza la esquina
podría arroparte como a una hija…En esas batallas viene todo el agobio de lo
vivido, de lo tragado, las piedras que uno debió cargar. Batallas nuevas que no
toleran estar ya definidas. Esas son las que valen. Las que permiten saber si
alguien puede ser capaz de amarte. Los padres, los hijos, los hermanos, ésos ya
aman u odian desde siempre. La verdad está en los otros.”
Respaldada en largos diálogos, estos
parecen ser quienes soporten el peso de la novela, a partir del uso que cada
personaje hace del lenguaje, dejando al narrador la palabra exacta y pulida,
que se desgrana en frases cortas y despojadas, difuminando a veces los bordes
entre prosa y poesía.
Un libro exquisito, de esos que
empiezan, cuando uno los termina.
La frase final de esta crítica de La pieza del fondo, lo resume todo: "Un libro exquisito, de esos que empiezan, cuando uno los termina." Totalmente. Un abrazo.
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