Toni Morrison fue la primera mujer negra en recibir el Premio Nobel. Era 1993. 25 años antes de que la Academia sueca reconociera su valor como escritora, ella publicaba su primera novela: Ojos azules. Según sus propias palabras “un relato terrible sobre cosas de las que una preferiría no saber nada”. Terrible y necesario.
La
autora demuestra aquí la estrategia que profundizaría en cada uno de sus
libros: destrozar eso que hoy llamamos “lo políticamente correcto”. Destruirlo,
exponerlo, desnaturalizar los horrores aceptados. Y hacerlo a través del
lenguaje, como una herramienta para reconocer el cuerpo y el choque del cuerpo
sobre el mundo. No es un lenguaje amable. Pero está vivo. Y es verdadero.
La
historia de Pecola, una niña negra en los Estados Unidos de la década del 40.
Una historia que Morrison relata al ritmo de un músico de jazz improvisando.
Como se dice casi al inicio del libro: “En realidad nada más habría que decir,
salvo por qué. Pero, dado que el porqué es difícil de manejar, será mejor
refugiarse en el cómo”.
Eugenia
Almeida
Publicado
en Ciudad X
Mayo 2013
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