jueves, 18 de diciembre de 2014

Todas las almas - Javier Marías




“Dos de los tres han muerto desde que me fui de Oxford, y eso me hace pensar, supersticiosamente, que quizás esperaron a que yo llegara y consumiera mi tiempo allí para darme ocasión de conocerlos y para que ahora pueda hablar de ellos.” Es la primera frase de la novela y el nudo de todo su recorrido: La muerte, lo que uno puede –o debe– recordar de los otros, los grados en que es posible conocer a alguien, de qué modo una presencia nos transforma y cuál es la importancia de poner en palabras las cosas o dejarlas hundirse en un silencio definitivo.

“El español” es un académico que durante dos años reside en Oxford y vive allí lo que luego llamará “la historia de una perturbación”. Un escenario ajeno lo llevará a participar en nuevos rituales: las simulaciones que sirven de sostén a ciertas instituciones; los chismes, los rumores y la maliciosa necesidad de desmenuzar la intimidad ajena; el turbio o delicado engranaje que suele poner en movimiento un engaño; la enfermedad y los miedos que trae con ella; las herencias; la sensibilidad con que pueden oírse los pasos que da la muerte mientras se acerca.

Como en otras novelas del autor español, de a ratos aparece un humor extraño, desplazado, que no hace reír pero lleva a un gesto de reconocimiento, de revelación, de deleite e incomodidad ante el absurdo y la ridiculez de ciertas cosas.

Sugerimos enfáticamente evitar el prólogo de Elide Pittarello antes de leer la novela. Por razones desconocidas, el habitual prologuista de los libros de Javier Marías no se ahorra ningún detalle del argumento y posiblemente robe algunos placeres que sólo debería ofrecer el texto.

Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Ciudad X


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