viernes, 30 de diciembre de 2016

Entrevista a Guillermo Saccomanno




En tránsito y en trance


Seis cuentos certeros, precisos, filosos. Seis modos de asomarse a una complejidad difícil de nombrar. Seis versiones del temblor, el límite, la soledad, el abismo, la ausencia, el borde. Ese es el territorio donde trabaja Guillermo Saccomanno. En Cuando temblamos, su último libro, el autor avanza un paso más. No es casual que la tapa ofrezca la imagen de un camino  perdiéndose en la oscuridad y la niebla. Un camino que nos lleva a un lugar irremediable, irreversible; un viaje que va a dejarnos su marca para siempre.

–Tus personajes tiemblan de miedo, de furia, de frío, de ese furor hueco que hay entre una cosa y otra. ¿Qué te hacía temblar mientras escribías estos cuentos?

–Durante años, en Villa Gesell, me confiné en la lectura de filosofía y poesía. Es verdad, estaba hastiado de la prosa. Y poco de lo que se publicaba me atraía. Encontraba una standarización de las prosas, salvo algunas excepciones. Gesell también suele enfrentarme conmigo y esto me pasó en los últimos años. Ahí me puse a leer Kierkegaard. Tratar de entender y aceptar la angustia como natural. Temblor ante el deterioro físico, miedo en lo social –por ejemplo este gobierno de derecha, neoliberal de pura cepa, que cercena libertades y devasta lo que encontró del anterior–, el temblor como componente de lo cotidiano. El temblor es parte de uno. No es sólo una metáfora. La escritura de estos cuentos me impuso escarbar el asunto. Uno tiembla ante lo que vive en lo social pero también por lo personal. Cuando estuve internado por una meningitis y más tarde por un accidente cerebral, pedía mi cuaderno de diario. Me aterraba perder la conciencia del día anterior. El diario, la escritura, me ayudaba a situarme en el presente. Me costaba reconocer mi letra. Pero me las ingeniaba para adquirir una cierta conciencia de la situación.

–Muchas de estas historias transcurren en territorios en los que se pierde toda referencia de tiempo y espacio. ¿Es inevitable pensar en territorios así si uno se enfrenta a la ausencia?

–La intemperie, esa es la constante de estos cuentos. Una intemperie que, vuelvo a repetirme, es lo social pero también, a menudo, la propia conciencia. Mi compañera Fernanda García Lao me pasó una conferencia de Derrida: “¿Por qué no temblar?” Fue un texto iluminador. Los personajes de estos cuentos están librados a su suerte en la inclemencia y el desasosiego. Por delante se encuentran con el desierto –y no sólo como categoría filosófica–. Se trata del desierto del alma, la pregunta dostieskiana de qué pasa si Dios no existe. ¿Está todo permitido? Aunque no se lo cuestionen explícitamente estos cuentos refieren la ausencia de Dios en ese sentido. En este aspecto la Patagonia, un territorio que recorrí bastante años atrás y que a menudo aparece en lo que escribo me atraía como posibilidad de paisaje. A la vez, siempre el camino, esa fusión del camino concreto con el camino existencial, llámese Tao o llámese elección de destino. Y los personajes de estos cuentos, todos, están en el camino, en tránsito y en trance.  

–“Escribo para olvidar” dice uno de tus personajes. ¿Para qué escribís vos, hoy?

–Los escritores mentimos y nos mentimos bastante. Hablamos de la memoria. Pero basta a veces escribir un hecho traumático vivido para pasarlo al sótano de los recuerdos. No creo ser una excepción. Me olvido de lo que escribí. No puedo volver sobre lo publicado. Ni quiero ver mis libros anteriores. Ya este mismo libro corresponde a lo anterior. Escribo hacia adelante, sin mirar demasiado atrás. Escribo como resistencia, escribo porque no encuentro otra forma de salir de mí mismo, escribo porque creo que del otro lado de la página hay otro, otro que es y no es mi doppelgänger, pero se le parece. Escribo porque me parece un acto de búsqueda de solidaridad. Escribo porque, siguiendo a Pavese, es un oficio, el oficio que elegí o me eligió. Y tiene que ver con el oficio de vivir.

–En algunas de estas historias está presente la idea del Mal. ¿Cómo definirías vos este concepto? ¿Dónde encarna hoy?

–El Mal, como absoluto, lo tenemos corporizado, a la vista, con sus pasitos de cumbia en el balcón de la Casa Rosada. Su doble discurso, su impunidad en el robo con una sonrisa buitre, la transferencia de recursos de los pobres a los ricos. Ese Mal que festeja su impunidad entre globos amarillos es el que hoy despide, hambrea, reprime como método de disciplinamiento. Ese Mal enquistado siempre en el poder de turno, pero que hoy se visibiliza en su impunidad mediática. Ese Mal que, no nos hagamos los distraídos, fue la elección de un 51 por ciento de votantes. El Mal ha sido, mal que nos pese, una elección existencial del prójimo que nos flanquea.

–¿Que estás leyendo?

–El último año, Marguerite Duras, casi todo Duras. Y los diarios de Kafka. Y como siempre, poesía. Mis lecturas pueden rastrearse a través de las notas que escribo para Radar. Una lista que comprende tanto a Pound como a Tranströmer, a Celan como a Strand. Cada vez más estoy convencido que los narradores debemos prestarle más atención a la creación poética. Por qué negarlo: la poesía es mi frustración secreta.


Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Número Cero






viernes, 23 de diciembre de 2016

Disfrazado de novia - Carlos Schilling




El otro, el mismo

Disfrazado de novia es el último libro de Carlos Schilling; una colección de ocho relatos que ya desde el título señala su filiación con el camino que viene recorriendo el escritor de Sunchales. Metamorfosis, cuerpos que cambian, identidades que se replican y se deshacen para volver a transformarse. Estos cuentos –pequeñas miniaturas de un tiempo alterado– nos recuerdan que lo más interesante de un rostro enmascarado no es el rostro ni la máscara sino la particular relación que se establece entre ellos.

Siete de estos cuentos están escritos en primera persona. Y hay algo en ese recurso que nos lleva a un relato oral, una historia que alguien desgrana, un sonido que nos atrae y nos mantiene alertas. Es uno de los muchos méritos del libro: fluir con la naturalidad del agua.

Los personajes transitan esa brecha siempre dolorosa, siempre sorprendente, entre lo ideal y lo posible. Algunas escenas quedan en la memoria por su construcción serena y sensible: un chico levanta una corona de novia después de que alguien es atropellado; un hijo se viste furtivamente con el traje de su padre muerto; un hombre tira trofeos y medallas en un camino rural. Herencias,  lenguaje, lazos.

Schilling retoma aquí algunos elementos que ya habitaban su libro anterior, Experimentos con seres humanos. Reaparece ese humor  irónico, tierno en su búsqueda de lo ridículo porque lo ridículo –en este caso– revela fragilidad: en nuestra torpeza se evidencia nuestra humanidad. Reaparece el interés por los dobles, los guiños, las claves. Schilling ofrece su propia vida a ese juego: pone a trabajar ficción y autobiografía cuando la figura del autor se superpone, se confunde, se desdibuja en la figura de algunos de sus personajes. Disfrazado de novia se mueve también entre el homenaje y la parodia. ¿A quién homenajea y a quién parodia Schilling? A los colegas –escritores, filósofos,  periodistas–, a sí mismo y, quizás, a un viejo amor, siempre nuevo en su hacerse presente.

Disfrazado de novia juega a cruzar el tiempo. “El futuro duele como si ya hubiera pasado”, dice un personaje. De eso se trata. Imaginar, proyectar, clavarse aquí para hacer tracción de un futuro que ya huele a viejo porque todo lo soñado ha sido engendrado en los sótanos del pasado. Sólo nos queda cambiar de máscara o arrancarnos el rostro o transformarnos hasta convertirnos en otro y ser, finalmente, el mismo.

Schilling está haciendo una obra. Los suyos no son libros aislados. Se trata de una constelación,  un sistema, casi un ser vivo. No hay repetición aquí. Son reflejos, ecos. Fuerzas que pasan de un cuerpo a otro: fallidos clones que –felizmente– fracasan porque, aun buscando ser idénticos, exhiben su diferencia. 



Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Número Cero



miércoles, 21 de diciembre de 2016

Notable recepción francesa de “El intercambio” (Gabriel Ábalos - Diario Alfil)




Notable recepción francesa de “El intercambio”

La novela de Eugenia Almeida “L’Échange”, a un mes de su aparición, es favorita entre críticos y libreros galos. En una charla, la autora se refiere al premio que acaba de otorgarle la revista Transfuge.

Por Gabriel Ábalos


La novela policial L’Échange de Eugenia Almeida, recién publicada en Francia -traducción de La tensión del umbral-, acaba de ser distinguida por la publicación francesa Transfuge, que cada año anticipa la temporada de grandes premios literarios develando sus favoritos en once categorías dentro de las novedades bibliográficas. La novela de la escritora cordobesa fue lanzada hace un mes al mercado francés por la editorial Metaillé, la misma que tradujo y editó sus dos libros anteriores.

Eugenia Almeida se manifiesta muy honrada por la distinción: “Un premio como este es un enorme privilegio –dice-. Hay muchísimos libros en el mercado editorial francés. Que Transfuge haya reparado en esta novela es un honor”; al mismo tiempo, la autora declina especular con las posibles consecuencias del galardón, que no posee una retribución económica: “Más allá de eso, decir qué puede provocar sería casi imposible. Los libros hacen su propio camino y muchas veces ese camino es misterioso.” Cuenta Almeida que ya tenía conocimiento de la publicación que le acaba de otorgar un importante voto de confianza a su novela, y destaca el hecho de que “Francia tiene una tradición de revistas de calidad realmente envidiable. Soy periodista de profesión y siempre me fijo en eso: diarios y revistas de cada ciudad y país al que puedo acceder. Pararse frente a un quiosco de revistas en una ciudad francesa es una experiencia deslumbrante. Por la variedad y la calidad”.

Transfuge comenzó a aparecer mensualmente en 2004 y se focalizó en cubrir la actualidad cultural, particularmente la literatura y el cine. Sus “corazonadas” anuales son respaldadas por el prestigio que se le reconoce a la publicación en los ámbitos literarios; entre sus categorías se incluyen distinciones a la mejor novela norteamericana, a la mejor novela francesa, a la mejor novela europea y a la mejor novela hispánica. Precisamente esta última es la categoría por la que le fue otorgado el premio a Eugenia Almeida. La escritora comparte así el podio de Transfuge 2016 con los autores franceses Léonora Miano, Olivier Py y Santiago Amigorena, con los estadounidenses Chris Kraus y Emma Cline y con el sueco Steve Sem-Sandberg.

L´Échange es la tercera novela en edición francesa de Almeida. “Se publicó en agosto. Es el tercer libro que publico en Francia, siempre en Editions Métailié. Anne Marie Métailié fue una de los jurados que le otorgaron el Premio Dos Orillas a mi novela El colectivo, en 2007. De allí surgió nuestra amistad y nuestro trabajo en equipo. Para mí es un privilegio tener a madame Métailié como editora. Saber que ella confía en mí es un enorme aliciente.”

El traductor de L’Échange fue François Gaudry, el mismo que “ya tradujo al francés mi segunda novela La pieza del fondo. Si bien el título original del libro premiado era La tensión del umbral, el de la traducción francesa se titula El intercambio. Comenta al respecto, Eugenia que “a veces, de una lengua a otra, se toma la decisión de cambiar el título. Creo que L´Échange es un título perfecto para la historia que cuenta la novela. Fue una sugerencia de Anne Marie Métailié y a mí me pareció que iluminaba una zona diferente a la que ilumina el título en castellano.”

Pese a su reciente aparición en las librerías parisinas, L’Échange ha cosechado comentarios muy alentadores: “Ya han salido algunas críticas y estoy muy conmovida con eso porque la recepción es muy buena. Estoy atenta no sólo a lo que dice la prensa especializada sino a los comentarios de los libreros (hay una tradición francesa que consiste en que los libreros señalen aquellos libros por los que tienen una corazonada) y también de los blogueros que se dedican especialmente a la literatura”, dice Eugenia Almeida.

Entre las críticas de la prensa especializada, Cécile Pellerin de la revista ActuaLitté escribió que L’Échange es una novela “aspirada por una mecánica rítmica, rigurosa y seca, verificada en una tonalidad dura aunque fascinante, un silencio perceptible y sostenido, profundo y opresivo, una historia política compleja y aterradora, que no afloja, literalmente magnetizada por el poder de una escritura ajustada de forma magistral a la intriga.”

Entre los comentarios de libreros, se destaca uno de Vincent Ladoucette, de la librería Privat de Toulouse, quien escribe: “Acabo de terminar L’Échange, que encontré magnífica (…). La hermosa escritura de de Eugenia Almeida, a la vez factual y extremadamente poética, sirve perfectamente a la negrura implacable de esta novela. Los pasajes que constan exclusivamente de diálogos aportan mucha profundidad a la historia y a la intriga, que a primera vista parece simple, pero que se revela rápidamente como rica y compleja, gracias a las numerosas ramificaciones que el lector va descubriendo”.

En lo referente al acompañamiento a la circulación de la edición francesa, cuenta Eugenia que tiene “previsto un viaje en unos días. Era algo que estaba planeado antes del premio. Voy a visitar diferentes ciudades de Francia acompañando el libro en festivales, charlas y encuentros con los lectores.” Reflexiona la galardonada escritora que “un libro es algo que surge del esfuerzo y el acompañamiento de muchas personas. Para mí, la gran alegría ha sido compartir esta noticia con ese puñado de personas que saben que son imprescindibles. Para el libro y para mí.” Aunque no tomó aún contacto con la revista Transfuge, afirma Eugenia que “cuando lo haya, me gustaría decirles que estoy feliz. Y que agradezco enormemente esa distinción.”

5 septiembre, 2016




viernes, 16 de diciembre de 2016

La aventura de Miguel Littín clandestino en Chile / Gabriel García Márquez







El relato de una hermosa hazaña que se burló de Pinochet y de su régimen. 
Después de 12 años de exilio, el cineasta Miguel Littín decide volver a su país, camuflado y protegido por grupos de resistencia dentro y fuera de Chile, para filmar una película que mostrara los efectos y las consecuencias de la dictadura.
Poco tiempo después, García Márquez escribió esta historia verídica que se lee como si fuera un cuento. Para ello, entrevistó a Miguel Littín durante una semana. El libro narra, en primera persona, los preparativos, el desarrollo y el final del arriesgado viaje. Un año después de su publicación, el gobierno de Pinochet reconoció haber quemado 15.000 ejemplares de la primera edición. 


Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Ciudad X


miércoles, 7 de diciembre de 2016

Con tonada cordobesa: una literatura plural y muy viva (Daniel Gigena)

Visibles y premiados, los autores "mediterráneos" reivindican la diversidad de temas y estilos; la nueva generación después de Teresa Andruetto, Cristina Bajo y Federico Falco

Daniel Gigena


Realismo sucio, autobiografías enmascaradas, narrativa de género, thrillers metafísicos ambientados en una ciudad sorda, regionalismo fantástico, novela romántica, la literatura cordobesa actual se define por la diversidad. Varios autores ya consagrados nacional e internacionalmente, como Federico Falco, Eugenia Almeida y María Teresa Andruetto, le dieron visibilidad a una nueva generación de escritores. "La narrativa en Córdoba tiene una larga tradición -dice Almeida, que este año ganó el premio de la revista francesa Transfuge por su novela La tensión del umbral (Edhasa)-. Lo que me parece más valioso en esta tradición es la heterogeneidad." Es verdad que, como señala Almeida, en nada se parece el trabajo de Bajo al de Falco, por mencionar a dos autores de calidad indiscutible. "Somos diferentes y convivimos. Esa pluralidad me parece lo más valioso."

En esa pluralidad hay aún secretos bien guardados, como la literatura de Roberto Videla, que este año publicó dos libros en los que enlaza la autobiografía con la novela corta (o "rota", como la llama él): Dichas y quebrantos (Borde Perdido) y Maestros. Traiciones (Pasto Ediciones). Sobre las líneas estéticas de la narrativa cordobesa, Videla también celebra el carácter de mezcla. "No sé de estadísticas, sé de sensaciones: en Córdoba hay un movimiento grande, se suceden presentaciones, se le da un importante lugar a la poesía, se escribe mucho sobre literatura. Escribo desde 2008; este mundo es nuevo para mí, árido y fértil, inquieta y entusiasma."

Lamberti, que presentó recientemente la novela La maestra rural (Random House), no cree que hoy haya más escritores cordobeses que en el pasado. "Sí se les da más bolilla desde los medios y eso los vuelve más visibles. Tuve la suerte de estar en el lugar y en el momento indicados. Cuando todavía estudiaba en la Facultad de Letras, se dieron varios factores que influyeron en ese hecho: los talleres literarios de María Teresa Andruetto y Lilia Lardone, la aparición de pequeñas editoriales que se animaron a publicar inéditos y organizaron lecturas, y la proliferación de los blogs, que fue muy importante para que lo que pasaba en Córdoba se leyera en otras partes." Este escritor fue también editor en La Creciente. "Desde esa época conozco a Falco, compartí lecturas con él, pensamos en un proyecto narrativo desde el interior. Fue el primero que leí que no tenía vergüenza de representar su pueblo de origen en lo que escribía. A nivel literario la cuestión pasaba por escribir «desde Córdoba», utilizando todo lo que nos enseñó la literatura norteamericana, de la que éramos fans absolutos."


Póker de diferencias

Cuatro novedades editoriales de nuevos narradores cordobeses llegaron a las librerías porteñas. Dos de ellas pertenecen al sello Nudista. Natalia Ferreyra publicó El resto de los días, un conjunto de relatos que enfoca distintos tipos de vínculos. "No fue algo consciente, cuando me siento a escribir simplemente hay una historia o un personaje que me interesa abordar y a partir de ahí escribo. Simplemente veo por dónde me va llevando la trama y lo que el personaje necesita", dice la autora.

El otro libro de relatos publicado por Nudista pertenece a una figura clave de la "movida" cordobesa. Carlos Alberto Schilling, autor del celebrado Experimentos con seres humanos, presenta ahora Disfrazado de novia. "Casi todas las historias están marcadas por la imposibilidad de los protagonistas para salir del mundo que ellos mismos se han creado o que de algún modo se ha instalado en ellos como una obsesión que les distorsiona el sentido de la realidad."

Para Schilling, lo que se ve hoy de la literatura que se escribe en Córdoba sigue siendo la punta de un iceberg. Y aporta nuevos nombres para seguir la conexión cordobesa: Daniel Vera, Antonio Oviedo, Mary Calviño, Elisa Molina, Carlos Surghi.

Edhasa publicó recientemente el libro de cuentos de Nelson Specchia. La cena de Electra reúne relatos escritos en los últimos años por el narrador y editor. El cuento homónimo ganó el premio Max Aub. Specchia, dueño de una voz especial en el panorama de la provincia donde vive, nació en Chaco. Para Specchia, la tendencia al realismo coloquial urbano, que se contenta con un porcentaje limitado de expresiones y palabras, termina por marginar los recursos expresivos del texto. "El lenguaje es un fenómeno vivo, que se está armando y desarmando permanentemente, y yo busco, sondeo, me sumerjo en ese idioma que venimos construyendo generación a generación y tiro de un hilo cuando encuentro una punta", dice.

Augusto Porporato también habla de una visibilización de la narrativa de Córdoba. "Esto se debe a que en los últimos años ha conseguido una mayor presencia en Buenos Aires, una fuerte caja de resonancia capaz de trascender fronteras y de conquistar muchos más lectores. Y no hablo sólo de los escritores cordobeses jóvenes que han empezado a publicar en importantes editoriales porteñas, sino sobre todo de los sellos cordobeses que han logrado tener una presencia importante allá, ya sea en la distribución de los libros como en la alta consideración de la crítica y de los lectores."

En uno de esos sellos centrales para la difusión de la literatura local, Alción, Porporato publicó La isla. "Las alteraciones mentales, en este caso provocadas por la falta de sueño, y sus consecuencias tanto para el sufriente como para quienes están con él, son un tema que visité en mis dos novelas anteriores, Punto de fuga y La crisálida -adelanta Porporato-. Me siento muy en deuda con la tradición de grandes escritores psicologistas argentinos, como Antonio Di Benedetto."



Daniel Gigena




domingo, 4 de diciembre de 2016

Cartas / J.R.R. Tolkien.







Pocos autores han generado tanto fanatismo como J.R.R. Tolkien. 
Mundialmente reconocido por la saga de El señor de los anillos, el filólogo inglés fue un prolífico escritor de cartas. Esta recopilación permite conocer otros aspectos de su vida, haciendo un especial hincapié en el proceso de escritura.
Ordenadas cronológicamente, las cartas van develando una personalidad compleja (que se preocupa por igual del destino de sus personajes como de la cantidad de huevos que han puesto sus gallinas). Especialmente conmovedor es saber que la decisión de publicar El hobbit provino del hijo del editor, un niño de 11 años al que Tolkien seguiría consultando a lo largo del tiempo. 


Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Otra vuelta