lunes, 30 de diciembre de 2013

Para el alivio de insoportables impulsos / Nathan Englander





Nueve relatos atravesados por la cultura judía. El juego de tensiones entre las leyes de la tradición y la irreverente realidad del mundo. Historias bordeando una pregunta que parece imposible de responder: ¿qué es ser judío?

27 escritores perseguidos por Stalin; un grupo destinado a un campo de concentración que, al equivocarse de tren, finge ser una troupe de acróbatas para salvar la vida; un encuentro inesperado en un psiquiátrico; un rabino con problemas económicos que trabaja disfrazado de Papá Noel.

Nathan Englander ha sido señalado como uno de los 20 escritores más promisorios del siglo XXI. Su principal virtud: saber utilizar el humor como una clave, como un modo subversivo, diferente, de enfrentar el horror.



Eugenia Almeida
Publicado en Ciudad X
Diciembre 2012




martes, 24 de diciembre de 2013

El día en que murió Stalin. La mujer / Doris Lessing






Doris Lessing nació en Persia –hoy, Irán– y pasó parte de su infancia y juventud en Rhodesia –hoy, Zimbabwe–. 

Cuando recibió el Premio Nobel, en 2007, su discurso –titulado Como no ganar un Premio Nobel– se centró en las desigualdades económicas y en las consecuencias culturales que provoca esta situación.

Este pequeño libro reúne dos relatos en los que se enlazan la Historia y los eventos cotidianos de la vida privada. 

En El día en que murió Stalin, una serie de personajes reacciona, cada a uno a su modo, ante la noticia de la agonía del líder soviético. 

La mujer relata el encuentro de dos ancianos –un inglés y un alemán– que, tiempo atrás, combatieron en la guerra en bandos opuestos, que han sido enemigos por lo que uno de ellos llama “los accidentes de la Historia” y que ahora compiten por la atención de una joven empleada del hotel en que se hospedan.



Eugenia Almeida
Publicado en Ciudad X
2013


sábado, 21 de diciembre de 2013

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Ningún lugar sagrado - Rodrigo Rey Rosa






Rodrigo Rey Rosa es, posiblemente, el escritor guatemalteco más importante del momento.

Esta colección de cuentos se diferencia de sus otros libros porque todas las historias transcurren en Nueva York. El autor conoce bien la ciudad. Cuando tenía 22 años se instaló allí, se anotó en Artes Visuales y se puso a trabajar como intérprete en un juzgado criminal. Un aviso en el pasillo de la Escuela de Artes lo llevaría a encontrar un maestro, Paul Bowles, y un nuevo lugar de residencia: Marruecos.

Rey Rosa ha insistido en que “hay quien divide a los escritores en dos: los que tratan de explicar algo y los que tratan de explicarse algo. Yo soy de la segunda clase. No sé más que el lector al que estoy hablando. Escarbo mientras escribo.”

En estos nueve cuentos hay crímenes, gente que vive en la calle, un mendigo que caza mirlos con una cerbatana de aluminio, inmigrantes, fanáticos religiosos, cartas, criminales, sesiones de psicoanálisis, poetas, presos, extorsiones y ecos de la violencia política. El autor cuenta historias encarnadas en personajes individuales que revelan ciertas características de la sociedad a la que pertenecen.

La elección, en ciertos cuentos, de apelar al registro de cartas o monólogos puede poner al lector en el lugar de destinatario, permanentemente interpelado por esa segunda persona que se utiliza para dirigirse a otro personaje pero que, finalmente, se lanza sobre quien lee.

“Ningún lugar sagrado” fue publicado en 1998. En 2004 Rodrigo Rey Rosa obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Guatemala. Alguna vez Bolaño dijo que la escritura del guatemalteco era “una enorme cámara frigorífica donde las palabras saltan, vivas, renacidas”.



Eugenia Almeida
Publicado en Ciudad X
Agosto 2013




domingo, 15 de diciembre de 2013

Entrevista de Christian Kupchik para el diario Crítica

EUGENIA ALMEIDA, AUTORA DE EL COLECTIVO

“Estamos muy atiborrados de lenguaje”
















En 2005 ganó con esta novela el Premio Internacional Dos Orillas, pero recién ahora fue publicada en la Argentina. Antes apareció con muy buena aceptación en varios países de Europa. Una historia distinta sobre los años de la dictadura.

Eugenia Almeida ingresó al mundo de la literatura sacando con la contundencia de Nalbandian. Eso sí: ganó su partida con infinita paciencia. Esta cordobesa de Unquillo –de donde también es natural el tenista– escribió El colectivo, en 2003, y lo envió al Premio Internacional Dos Orillas, que falla cada dos años. Supo que su novela había sido elegida en 2005 y el premio consistió en la edición simultánea en cinco países, Francia, Grecia, Portugal, Italia y España. En 2007 se vieron las ediciones originales –fue todo un éxito en Francia– y, finalmente, este otoño llegó a la Argentina publicada por Edhasa.

“Fue una larga espera, en función de mi interés por saber cómo sería leído aquí”, afirma Almeida. La historia de El colectivo es, en apariencia, simple. Durante los 70, en un pueblo insignificante, el único colectivo de línea que comunica con el exterior comienza a pasar sin detenerse. Eso desata una serie de intrigas en el pequeño micromundo donde la influencia del contexto social es vista con lente de aumento.

– ¿Le sorprendió la aceptación que tuvo la novela en Europa?

– Sí, me sorprendió mucho. Me pregunté qué habrían leído. Pero después me di cuenta de que Europa no está a salvo de historias espinosas, y supongo que lo que cuenta el libro, los gestos menores, pequeños, la cosa cotidiana, no debe ser tan diferente en un pueblo de Córdoba que en otro de Grecia o Portugal.

– Muchos personajes de la novela eligen ser testigos de la situación sin intervenir demasiado, como cómplices de una historia que no entienden.

–Hay muchos personajes que “hacen” y otros que “no hacen”, y no hacer muchas veces es colaborar. Si frente a una situación de injusticia no intervengo, no hacer no me salva, por el contrario, me condena. Tengo, a nivel personal, una gran pregunta sobre la dictadura. La viví siendo niña, de modo que en ese momento no me podía dar explicaciones políticas. Todo lo que me atravesó fue emocional, sin codificar ni racionalizar. Hay una pregunta que, si se quiere, es infantil: ¿Por qué millones fueron sometidos por miles?

–Los personajes del pueblo parecen anestesiados por el mensaje de los medios: la realidad es lo que dice la radio o el diario.

–¡Hablando de coincidencias históricas! Muchas de las cosas que pasan en la novela están tristemente vigentes. Eso de no poner en duda algo simplemente porque lo dice el diario o la radio es terrible; habla de cómo se ha anulado el espíritu crítico.

–También ocurre que existe una particular percepción del tiempo: vivimos atados a un presente continuo, y los sucesos de la dictadura muchas veces se ven como un pasado lejano.

–Si uno piensa el tiempo desde lo estrictamente biológico, es ridícula esa percepción. Me pongo de ejemplo: tengo 36 años, de modo que tenía cuatro cuando la dictadura irrumpió. Quiero creer que todavía soy una mujer joven, que ni siquiera ha llegado a la plenitud de mi capacidad vital y laboral. Es lo mismo que ocurre en Europa, que cuando hablás de la Segunda Guerra te dicen: “Bueno, eso fue hace un montón”. ¿Hace un montón? ¿Un montón de quién, de tu papá o de tu abuelo? Hace un montón en realidad es la Edad Media. Las tragedias históricas no dejan de ser nunca.

–El estilo narrativo muestra un despojamiento muy bien trabajado.

–Pretendo ser lo más fiel posible a lo que veo. A veces, me gustaría que mis personajes hicieran otras cosas, vivieran de modo diferente, pero los veo de esta forma y no puedo hacer nada en contrario. Intento no juzgar, ya que mi opinión no le va a servir a nadie. Y con respecto al despojamiento, eso es algo que sale, me molesta todo lo que sobra, y lo que sobra no suma. Estamos muy atiborrados de lenguaje.

–¿Qué escritores toma como modelo?

–Bueno, muchos. Descubrí hace poco a Irène Némirovsky y me pareció una maravilla. Pero también Marguerite Duras, la Yourcenar, Silvina Ocampo.

–Todas mujeres.

-No, también hay hombres: Albert Camus, y muy en particular Georges Simenon. Creo que justamente él es un maestro en mostrar toda la complejidad del ser humano sin juzgarlo. Es un maestro.

¿Como le gustaría que se leyera el libro?

–Me gusta pensar que el libro puede abrir otras maneras de ver la realidad.



Christian Kupchik
Publicado en Diario Crítica
28.05.2009




jueves, 12 de diciembre de 2013

El campo de golf del diablo - Paola Kaufmann







Sólo tuvo tiempo de publicar tres libros. Y es una pena. Hay que leer a Paola Kaufmann para dimensionar las obras que nos hemos perdido. 

Escritora y científica doctora en Física y en Neurobiología, especializada en ritmos biológicos sabía cruzar esas dos maneras de ver el mundo en una maniobra impecable. 

Murió en septiembre de 2006, a los 37 años.  

Este breve libro de cuentos –ganador del premio del Fondo Nacional de las Artes– es una buena puerta de entrada para conocer el tono de voz tan personal que tenía Kaufmann y que, lamentablemente, no volveremos a oír. 



Eugenia Almeida
Publicado en Ciudad X
Febrero 2013




viernes, 6 de diciembre de 2013

Z - Vassilis Vassilikos





El 22 de mayo de 1963, el diputado izquierdista Gregoris Lambrakis es asesinado por un grupo paramilitar. 400.000 personas acompañan su cortejo fúnebre. En las paredes de la ciudad, cada día, aparecen pintadas  en su memoria. La investigación del crimen produce una conmoción política en Grecia.

A partir de esta historia real, Vassilis Vassilikos escribió una extraordinaria novela que luego sería adaptada al cine por Costa-Gavras. 

Para quien ha visto la película, para quien quiere saber algo más sobre la historia griega, para quien sabe que las dictaduras, finalmente, siempre se parecen. 



Eugenia Almeida
Publicado en Ciudad X
Febrero 2013



martes, 3 de diciembre de 2013

Les Inrockuptibles. Comentario sobre la versión francesa de "El colectivo"





« Ce livre semble écrit avec trois bouts de ficelle. Et c’est ainsi, sans le moindre effet de manche ni la plus petite tendance au didactisme, qu’Eugenia Almeida offre à son texte une puissance peu commune, une vraie force critique. »