miércoles, 20 de mayo de 2015

Palito de Naranjo - Angélica Gorodischer





Soy otra

“Palito de naranjo” es la novela más reciente de Angélica Gorodischer. El relato de una vida que pone en tensión algunas ideas preconcebidas.


Desde la primera página: diálogo. Sin introducciones, sin pasos pausados, directo al punto. Una mujer dice: “Tengo sobre todo recuerdos auditivos”. De eso se trata: de recuperar los sonidos de la memoria, de ponerlos en palabras, de ofrecerlos a alguien, de volver a dejarlos en el mundo  transformados por la propia voz.

Una conversación entre dos mujeres. Una recuerda; la otra escucha, reconstruye y escribe. Una ha sido contratada por la otra. Ahora trabajan juntas, en una coreografía de asociaciones libres, pequeñas preguntas, derivas fragmentarias. Dos mujeres que se tratan de usted. Los recuerdos azarosos se van enlazando como fotografías que parecen aisladas pero luego van uniéndose para mostrar que en una vida cabe mucho más de lo que solemos creer.

La mujer que habla pertenece a una clase privilegiada. A la de aquellos que pueden pagar para que alguien les escriba su biografía. La dueña de una casa elegante. Una mujer rica. La historia de esa vida comienza con un bebé abandonado en el barro, en una villa miseria. Con el tiempo vendrán más violencias y la primera fuga. Una adolescente tratando de aprender cómo sobrevivir. Puertas adentro, puertas afuera, el escenario es el mismo. Mantenerse entera exige distinguir rápidamente quién quiere ayudar, quién quiere lastimar. Implica aceptar la guía de alguien que conoce los secretos de la calle y alejarse bruscamente de los caminos que llevan a las redes de la trata. Reconocer dónde es posible quedarse, cuándo es necesario huir.

Esa mujer de clase alta también ha estado en la cárcel. Y en un convento. La calle es el punto al  que vuelve cada vez que logra escapar de una nueva prisión. Finalmente podrá abandonarla cuando alguien decida llevarla a vivir a su casa y convertirla en una especie de ahijada.

Hay un momento de quiebre en la vida de la protagonista. En el convento una monja le enseña a leer y eso cambia radicalmente su modo de ver el mundo. La lectura aparece como una herramienta que ilumina y deshace los engaños. El lenguaje se convierte en un artefacto que amplía lo posible. Lo que traen los libros es, justamente, lo otro. La existencia de alternativas es condición de la libertad. Sólo al ser conscientes de que hemos elegido tenemos la posibilidad de permanecer iguales o cambiar.

¿Quién es esa mujer? ¿La de la calle? ¿La de la cárcel? ¿La que vive en un barrio elegante? ¿La que trabaja en un convento? ¿La que aprende a leer a escondidas? ¿La golpeada? ¿La que logra escapar? ¿Cuántos caben dentro de nosotros?

Angélica Gorodischer suele jugar a romper estereotipos. Y a obligarnos a reconocer que no es tan sencillo predecir las cosas. Palito de naranjo pone en tensión el hábito de confundir esencia con circunstancia; la trampa de creer que somos aquello que es sólo un pasaje, una coyuntura, una etapa.

A veces cuesta imaginar otra posibilidad, pensar qué habría pasado si hubiéramos tomado otras decisiones. Como si el trajín cotidiano demostrara que somos lo que somos y estamos donde debemos estar. Y olvidamos que es al revés: las costumbres de todos los días son la consecuencia de lo que hemos elegido.

La historia se va armando por fragmentos, por tramos, como el recorrido impredecible de la memoria. Del intercambio inicial entre esas dos mujeres van a surgir otras voces: el diálogo de una pareja; una discusión; dos amantes que conversan en voz baja; un verdugo que amenaza; alguien que teje una trampa; un grupo de chicos en la villa.

Angélica Gorodischer nació en Buenos Aires en 1928. En 1965 publicó su primer libro. Vive en Rosario desde 1955. Su obra  más conocida, Kalpa Imperial, fue traducida al inglés por Úrsula K. Le Guin, una de las escritoras de ciencia ficción más importantes del mundo.

Si uno se deja guiar por las apariencias,  Gorodischer –con su exquisita amabilidad– parece una señora mayor de cuyas palabras van a surgir malvones, enredaderas, patios, pequeñas confidencias de cocina, vidas mansas y suavemente felices. Pero cualquiera que haya leído sus libros sabe que ahí habitan los oscuros desfasajes de la realidad. Las páginas más duras de Palito de naranjo describen la vida en la calle, la tortura, la sumisión, el secuestro y la violencia. Quizás lo mejor del libro sea el relato de las tardes en la cárcel, cuando la música de los bailes cercanos llega hasta las celdas. Al tiempo que cuenta una vida singular, Gorodischer nos pone frente a los ojos el escenario tristemente conocido: las complicidades de la policía para perpetuar las violencias domésticas, la corrupción de los sindicatos, las mujeres vistas como objetos, la persecución de los diferentes.



Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Ciudad X

http://www.lavoz.com.ar/ciudad-equis/soy-otra-resena





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