domingo, 16 de junio de 2019

LOS ENGRANAJES DE LOS IMPUNES | ENTREVISTA en Revista Evaristo Cultural




LOS ENGRANAJES DE LOS IMPUNES 
ENTREVISTA A EUGENIA ALMEIDA

Nicolas Ferraro  julio 1, 2016  Rastros

La tensión del Umbral de Eugenia Almeida es una novela que habla del verdadero poder: el que no se elije ni se se puede sacar con una urna.


“La peor tentación es querer entender” se dice en la novela, dejando en claro que con saber no basta. No sirve. Que, más que nada, lo que se necesita es entender. Me gustaría que te explayaras sobre esta idea.

No hay posibilidad de saber, realmente, si uno no comprende. Esa es una gran confusión de la época: muchísima información que la mayoría traga sin  pensar. Los poderes más oscuros necesitan eso: millones de ovejas que repiten acríticamente lo que les ofrecen medios de comunicación y personajes que responden a esos mismos poderes. Esto, a nivel político.
Sin embargo, en la novela, esa frase está planteada en relación a algo que nunca termina de explicarse: por qué alguien se suicida. Toda respuesta posible es sólo una forma de clausurar lo inabarcable del suicidio.

De la novela se desprende que un rol de medios de comunicación, estaría dado por la saturación de la información que opera, en la práctica, como desinformación y, en ciertos casos, como tergiversación de hechos, desarticulando la realidad, ofreciendo una verdad que responda a sus intereses. ¿Esto fue siempre así o podríamos reconocer un tiempo histórico, como punto de inflexión que marca un antes y un después?

No me animaría a afirmar que fue siempre así. Lo sospecho, pero no puedo asegurarlo. Sí tengo claro que el rol de los medios ha cambiado muchísimo. No es lo mismo el periodismo que se hacía en los 70, en los 80, en los 90, en el 2000 u hoy. Cada vez es más claro que los medios son herramientas básicas para la dominación. ¿Que hay periodistas que tratamos de hacer otra cosa? Por supuesto. Estoy diciendo esto a nivel empresarial.
Es difícil generalizar: no es lo mismo un pequeño medio que un enorme emporio mediático. Incluso dentro del mismo medio, a veces hay secciones muy progresistas dentro de medios que se caracterizan por ser muy reaccionarios. El problema está en cómo reaccionamos nosotros ante lo que nos dan los medios. Actualmente, en 2016, me horroriza la cantidad de gente que acepta, consume y reproduce la inocultable manipulación mediática que se da en torno a la realidad política y social en nuestro país.

La Tensión del Umbral está llena de heridas abiertas del pueblo argentino -Terrorismo de Estado, robo de bebés, la impunidad de los de arriba-. ¿En qué medida se escribe para cerrarlas? ¿Y en qué casos para entenderlas?

Mi intención no es cerrar. No se va a cerrar hasta que no haya justicia. Retomando los temas que mencionas: no se va a cerrar hasta que se haya juzgado a todos aquellos relacionados con el Terrorismo de Estado, no se va a cerrar hasta que se recuperen todos los nietos apropiados; no se va a cerrar hasta que deje de haber impunidad. No tengo una programática mientras escribo pero no soy ingenua: creo que en mis escritos salen aquellos temas que me preocupan. Y son esos.
No sé si el horror se entiende. Pero hay que hablarlo. Una y otra vez.

Esta búsqueda de la verdad y su correspondiente exposición, es un motor de la novela. ¿La verdad, por sí misma, tendría la capacidad de generar cambios sociales y políticos en Argentina? ¿La sociedad argentina exhibe, en la actualidad, una vocación real orientada a querer conocer e interpretar la verdad o esta genera, en la sociedad, más temor que ansiedad?

Uf. Son dos preguntas en una. La verdad puede generar cambios pero no siempre. Hay gente que enfrenta verdades espantosas y no puede reaccionar ante ellas. Sí creo que la verdad es condición indispensable de un cambio posible. Desde hace años gente como Estela de Carlotto y las Abuelas de Plaza de Mayo viene trabajando en ese sentido.
La segunda pregunta es más compleja ¿qué es “la sociedad argentina”? Para mí, sería muy difícil hacer generalizaciones. No soy socióloga, ni politóloga ni historiadora. Espero, deseo, confío en que la mayor parte de la comunidad esté de acuerdo en temas tan nodales como oponerse a la violación de los derechos humanos.

“La dictadura había terminado ya, pero todo era lo mismo.[…] Todos los bichos tienen cría”. ¿Podríamos desarrollar alguna idea sobre los efectos residuales de la dictadura?

La respuesta a eso está en la novela. Redes que lo atraviesan todo.

La novela carga en sus páginas varias muertes y golpizas, las cuales, mayormente, suceden fuera de campo, en elipsis. En un tiempo en que las novelas negras están cargadas de sangre, bordeando lo gore,  proponés otra estética. Me gustaría hablar de eso.

Como lectora y como escritora, prefiero lo que se hacía en las tragedias griegas: si hay algo espantoso (Edipo arrancándose los ojos, por ejemplo), que sea fuera de escena.

Lo que está por encima –o detrás- de la ley, las sombras sin nombres, lo oculto, lo impresentable, ¿incentiva o frena todo intento de correr el velo?

En primera instancia diría que lo frena, claro. Pero creo que también juega con cierta omnipotencia: a veces incentiva una búsqueda que luego castiga. Y quizás sólo lo hace para demostrar que puede hacerlo.

Desde Rastros: Observatorio Hispanoamericano de Literatura Negra y Criminal de la Biblioteca Nacional, tenemos la hipótesis de que la novela negra, al reposar en la idea de crimen, reflexiona –de manera conciente o no- sobre el derecho como estructura simbólica e imaginaria de la sociedad. En el choque de nociones como Justicia/ley y, en definitiva, en el rol del Estado. Me interesa conocer tu opinión.

Sería muy difícil responder a eso en pocas líneas. Creo que “La tensión del umbral” bordea esta relación entre Justicia y Ley. Creo que se ocupa también de hablar de cuánto estamos dispuestos a hacernos los distraídos con todo lo que pasa en torno a nosotros. Pero el hueso de la novela se relaciona con el modo en que se enlazan la Historia con mayúscula y las historias personales. Creo firmemente que cada gesto tiene una carga política porque construye mundo. Uno de los muchos mundos posibles.

¿Por qué creés que el género negro está siendo consumido con tanta avidez en todo el mundo?

Quizás porque aborda temáticas que nos inquietan. Quizás porque muchas novelas negras tiene como eje un enigma y hay cierto placer en “descubrirlo”, en poder dotar de sentido a las cosas.

¿Cómo es tu proceso de escritura? ¿Cómo se modificó al escribir esta novela en una residencia bajo  el patrocinio del Conseil Général du Départament du Nord (Francia)?

Como la mayoría de los escritores en nuestro país, escribo cuando puedo. En los ratos libres que deja el trabajo. No tengo demasiadas cábalas, me acomodo a lo que se puede.
La experiencia en la residencia de Mont Noir fue extraordinaria. Dos meses para poder dedicarlos completamente a la escritura, un equipo humano que nos atendió como si fuéramos de su familia, conversaciones generosas, encuentros con los lectores, paseos por un bosque enorme. Me permitió crear una cápsula de tiempo donde trabajar con completa tranquilidad.

¿Cómo manejás el clima, la atmósfera, en tus narraciones?

Sólo escribo, voy haciendo lo que puedo. Corrijo mucho. Nunca usaría la palabra “manejar” en relación a la escritura. Se trata, más bien, de dejarse llevar.

¿Cómo abordás en tu obra el trinomio “lenguaje, trama, argumento”?

Qué pregunta más difícil. Para mí, la escritura debe funcionar como si fuera música. Cuando corrijo, leo en voz alta. Si algo desafina, lo trabajo, lo limo, lo saco. Casi nunca agrego. En general se trata de una poda. El argumento y la trama trabajan por su cuenta, yo voy por atrás, corriendo atrás de ellos, tratando de ser fiel en el uso del lenguaje. A veces el lenguaje manda y decide el argumento y la trama. Y cada libro  es diferente.



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