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domingo, 21 de abril de 2019

Visitas a La Perla - Gabriela Halac




Astillas de un archivo siempre abierto 

“Visitas a La Perla”, el nuevo libro de Gabriela Halac, pone en común la experiencia de diez “visitas no guiadas” al Espacio para la Memoria La Perla.


En 2011 se llevó a cabo una residencia de artistas en el Espacio para la Memoria La Perla, el ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio. Enmarcados en el Proyecto Phronesis Criolla, los residentes fueron invitados a trabajar en un proyecto personal “usando imágenes, acciones, video, texto y música.” 
En ese entorno, la poeta, editora y gestora cultural Gabriela Halac comenzó a preguntarse “qué sobrevive de La Perla en nosotros”. 
En una propuesta en la que la palabra más previsible era “yo”, Halac eligió decir “nosotros”. E hizo lo que viene haciendo hace años: dar espacio a lo nuevo, caminar por la frontera, ver el otro lado de las cosas y ayudarnos a mirar. Invitó a un grupo de personas y propició una serie de “visitas no guiadas”. Durante dos meses, la escritora pasó cuatro horas diarias en La Perla. En ese período recibió 10 visitas. Escuchó, sostuvo y compartió encuentros en un lugar donde alguna vez se buscó destruir el significado de esas palabras. Mientras los tiranos sigan la premisa “divide y reinarás”, decir “nosotros” será siempre un  gesto revolucionario.
¿Quiénes fueron los invitados? Integrantes de “una red de amigos, conocidos e interlocutores” a los que Halac convocó “con la convicción de que otras personas podían colaborar a restituir la humanidad perdida” y ayudarla a “asumir la magnitud del suceso.” Su intención era correrse del eje de quiénes eran los que tenían una voz “autorizada” para hablar o quiénes podían dar un testimonio “válido” sobre La Perla. La decisión fue buscar, en su entorno, personas con quienes pudiera pensar ese espacio y permitirse  entrar en otro nivel de intimidad en la conversación. 
Han pasado cinco años de esas visitas. Halac siente que ha llegado el momento de la “devolución”. Aunque parte de este trabajo fue mostrado en México y en Buenos Aires, nunca se ha visto en Córdoba. Convertirlo en un libro es una apuesta que se agradece y que, de algún modo, amplifica los efectos de aquellas visitas. Los lectores pueden recorrer las conversaciones y fotografías registradas en esos encuentros, junto a textos de Ileana Diéguez, Lucas Di Pascuale, Daniel Samoilovich y la misma Halac. 


Que lo que no desaparece nos movilice
En una charla con Número Cero, Halac reflexionó sobre la memoria y sobre experiencias relacionadas con “dejar de escuchar la historia como te la cuentan y empezar a construirla desde un lugar personal, que a la vez es de todos.”
Visitas a la Perla ofrece la posibilidad de preguntarnos “qué es lo que sobrevive de esa historia en nosotros hoy”. El libro, insiste su autora, “no tiene respuestas; tiene preguntas.”
No es la primera vez que Halac trabaja sobre la memoria; es uno de los nudos de toda su obra. La escritora no comulga con la idea de una memoria fosilizada. Su interés siempre ha girado en torno a la pregunta de cómo abordar algo sin fijarlo, sin condenarlo al monumento; cómo acceder a lo fragmentario y lo móvil. “Me interesa aquello que para existir está condenado a romperse, a mutar”, dice en las primeras páginas del libro.
En un momento de la charla, surge la palabra “Astillas”. A eso se refiere Halac cuando define a la memoria como un archivo que uno va abriendo todo el tiempo y al que va modificando en función de lo que es capaz de ver de ese pasado, desde la posición del presente. Para la artista, allí radica lo más interesante de los trabajos que abordan un contexto real desde lo subjetivo. 
Como lo señala el subtítulo, Visitas a La Perla puede leerse como “Ensayos sobre lo que no desaparece”. Ensayos múltiples, colectivos, corales. Ileana Diéguez lo resume perfectamente: “Si la dictadura había creado archivos contra otros, Visitas a La Perla buscaba generar archivos con el otro. Sobre el trabajo de la muerte y la desaparición se desplegaba el trabajo de hacer aparecer personas que tomaban e interpelaban las memorias del espacio.”
Halac demarca un territorio cuando dice: “Creo que hemos estado siempre con la mirada puesta en aquello que ha desaparecido, algo que es fundamental. Para mí, hoy, la pregunta es: ¿qué es lo que no desaparece? Yo, al menos hoy, decido ponerme en ese lugar de pensar qué puedo hacer con eso para que no se convierta en algo oscuro, relacionado con el miedo o la imposibilidad o el silencio. Qué puedo hacer para que se convierta en algo que actúe, que  permita cosas, que te mueva. Eso: que lo que no desaparece nos movilice”. 
Con la precisión, delicadeza y profundidad que caracteriza al catálogo de DocumentA/Escénicas, Visitas a La Perla es uno de esos libros que apenas aparecen se vuelven indispensables. 


Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Número Cero




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