Una anciana oye decir que uno de sus vecinos, el famoso violinista Cataldo
Barbera, está endeudado. La mujer se ocupa de solucionar el problema
recurriendo a viejos contactos. Cuando el músico se entera de lo que ha
sucedido decide agradecerle de un modo particular: cada viernes, a cierta hora,
abrirá sus ventanas para que la vecina disfrute de un concierto privado. Los jueves
por la noche le enviará un papel con el programa del día siguiente. La anciana,
una vez por semana, se prepara para su regalo. Se sienta en el salón y se
dispone a escuchar. Una vez que el concierto termina, llama por teléfono a su
vecino, apoya el auricular sobre un aparador y aplaude.
Este es el tipo de escena que uno puede encontrar en los libros de Andrea Camilleri.
La voz del violín es la cuarta novela
protagonizada por el personaje más famoso del escritor italiano: el comisario
Salvo Montalbano. La historia transcurre en Vigàta, una ciudad imaginaria
situada en Sicilia.
Montalbano viaja a la localidad de Floridia para asistir al entierro de la
mujer de un amigo. De camino, el chofer pierde el control y tienen un accidente:
han golpeado contra un auto estacionado. Como no pueden demorarse, dejan un
papel con el teléfono de la comisaria bajo el limpiaparabrisas. Al volver,
varias horas después, el auto y el papel siguen allí. El comisario y su chofer
golpean la puerta de una casa cercana pero nadie responde. Montalbano se inquieta.
Volverá por la noche, forzará la puerta y encontrará el cadáver de una mujer
desnuda. Ahora deberá encontrar el modo de llamar la atención sobre la casa sin
evidenciar que entró allí ilegalmente.
Ayudado por el subcomisario Augello y por la señora Clementina Vasile
Cozzo, una maestra jubilada a la que Montalbano visita cada semana, el
comisario entrará en una historia que incluye un matrimonio por conveniencia,
una valija, un joven que grita “¡Castíguenme!”, un nuevo jefe de policía, un
anticuario, los capo mafia delatándose mutuamente, la corrupción de la policía
y la Justicia, secretos, alianzas, un caso de gatillo fácil y una serie de
confusiones, errores y malentendidos que precipitan y ahondan la tragedia.
Eugenia Almeida
Publicado originalmente en Ciudad X
Enero 2014
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