miércoles, 28 de octubre de 2015

Eva - Carry van Bruggen





Retrato de época

La editorial cordobesa Portaculturas publica una novela clásica de la literatura holandesa. “Eva” es la primera obra de Carry van Bruggen traducida al español.


¿Cuánto de lo que somos se construye en la tensión entre mandatos y deseo? En torno a esa pregunta gira la historia de Eva, una mujer singular en la Holanda de principios del siglo 20.

Hay una escena secundaria que revela el núcleo duro de esta novela: alguien delira por la fiebre y dice cosas que ha debido callar durante años. Todos comentan lo que ha dicho. La fiebre se vuelve temible para quien escucha esos comentarios ¿Qué seríamos capaces de decir en pleno delirio? Ese temor evidencia vidas tan reprimidas y amordazadas que, ante la menor grieta, estallan como una bomba de esquirlas.

La novela pone la mirada sobre Eva, una chica –luego una mujer– criada en un entorno rígido y sofocante, tratando de sobrevivir a los mandatos que la época impone a las mujeres.

Eva comenzará a trabajar como maestra. El intercambio con los alumnos, los colegas y los amigos intensificará su lucha interna. Los deseos –siempre vistos a través de un prisma borroso– aparecen en sus relaciones con una amiga, un alumno y algunos hombres. Lo prohibido se vuelve central justamente porque no está permitido. Hay una atracción incontenible hacia todo lo que debe ser reprimido y ese doble movimiento se convierte en un círculo vicioso. “Impúdico”, “indecente”, “licencioso”, son palabras que rondan la mente de Eva una y otra vez. A la par de esa sensualidad que busca liberarse, hay una enorme soledad. En una sola frase se condensa el desamparo: “Las personas se hallan más alejadas entre sí que las estrellas”.

Eva crece en una sociedad conservadora en la que la inflexibilidad es vista como un valor. Una sociedad hipócrita que persigue y estigmatiza a aquellos que rompen las reglas. El “deber ser” es la vara que sirve para medir todos los gestos, todas las acciones, todas las conductas. El mandato de frivolidad que pesa sobre las mujeres es un espacio en el que Eva no logra encajar. Sus búsquedas siempre están en tensión con esos mandatos, corroyéndolos, desgranándolos en una lenta implosión interna.

Eva se dice: “tenés que ser como los demás”. En su interior retumban la culpa, la responsabilidad, el castigo, la expiación y la maquinaria que la sociedad pone en movimiento para que cada uno se juzgue a sí mismo y se convierta en el policía de sus deseos.

Llegará el matrimonio, llegarán los hijos. Eva dirá: “El dogma del matrimonio me ata, me protege… así las personas han atado toda su vida en dogmas, se han protegido mediante dogmas”. Esos dogmas se encarnan en instituciones atravesadas por la contradicción: “En la Iglesia no necesitan pensar demasiado en Dios, en el Partido no necesitan pensar en la justicia, en el Estado no necesitan pensar en la moral y en el Matrimonio no necesitan pensar en la castidad”.

El talento de Carry van Bruggen es admirable. A partir de la vida cotidiana de una mujer, uno llega a comprender, en todo su peso, lo que llamamos “el espíritu de una época”. Como dice Eva, “hay cosas en las lejanías, en las más lejanas lejanías, que solo distinguís con una mirada vuelta hacia dentro”.

El modo en que la autora describe los escenarios es profundamente poético. La voz narradora habla de los trenes, las casas, los barcos y el paisaje de un modo muy personal. Aparecen ante los ojos esas escenas brumosas que la escritora va desgranando a medida que relata la historia.

Carry van Bruggen nació en 1881. Criada en una familia pobre en un pequeño pueblito de Holanda, todo su trabajo literario fue construido a pura voluntad. Eva, publicada en 1927, fue la obra que la consagró como escritora. Los últimos 5 años de su vida estuvo internada en diferentes instituciones psiquiátricas. Se suicidó en 1932.

Eva es el tercer título publicado por la editorial cordobesa Portaculturas. Micaela van Muylem, miembro del equipo de trabajo, comenta que leyó hace tiempo este clásico de las letras neerlandesas y que, desde entonces, ha querido verlo traducido al castellano. Esta es la primera vez que la obra de Carry van Bruggen es publicada en nuestro idioma. Portaculturas se destaca por proponer títulos que difícilmente llegarían a los lectores argentinos. Los dos primeros fueron Cuando Sara Chura despierte, del autor boliviano Juan Pablo Piñeiro y La sangre de la aurora, de la peruana Claudia Salazar Jiménez. La decisión de publicar Eva es un paso más en el trabajo de rescatar y revalorizar obras de profunda calidad literaria que a veces el mercado olvida o ignora.

Como dice Micaela van Muylem, Portaculturas ofrece “cosas desconocidas, por muy nuevas o por olvidadas”. Los lectores, agradecidos.

Eugenia Almeida

Publicado originalmente en Ciudad X




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