jueves, 8 de octubre de 2015

Otra vuelta de tuerca


Escritores que aceptan “continuar” personajes inventados por otros autores. Del homenaje al oportunismo, un breve repaso por algunos de los casos más famosos.




Cuando un escritor muere, sus lectores se enfrentan a una certeza: nunca podrán leer una nueva historia de su personaje preferido. Sin embargo, a veces los herederos buscan una estrategia para burlar a la muerte: invitar a otro escritor a continuar la obra del autor fallecido. Puede resultar un experimento interesante. 

Elemental, Watson
Sherlock Holmes es el detective más famoso del mundo. Su autor, Sir Arthur Conan Doyle, se veía agobiado por esa fama. Sentía que era una obra menor y lamentaba que sólo se lo asociara con ese personaje. En 1891 le escribió una carta a su madre en la que anunciaba: “preveo matar a Holmes (…) Él me impide que piense en cosas mejores." Dos años después tomó la decisión y publicó “El problema final”, un relato donde el detective moría junto a su archienemigo Moriarty. Los lectores no lo tomaron bien. A Conan Doyle se le hacía difícil caminar por la calle. Hubo súplicas, reclamos e incluso amenazas. La presión fue tal que el autor tuvo que ceder y escribir un nuevo relato que explicara cómo Holmes había sobrevivido a la dramática caída en las Cataratas de Reichenbach.
En la primera década de este siglo, los herederos de Conan Doyle decidieron “resucitar” al famoso detective. Para eso, convocaron a Anthony Horowitz, quien  recibió el desafío con alegría y publicó dos libros protagonizados por Holmes: La casa de seda (2011) y Moriarty (2014). No es la única vez que Horowitz ha aceptado uno de estos convites. Actualmente trabaja en una nueva novela de James Bond.

La franquicia 007 
El caso de Bond es el más extremo. Los herederos de Ian Fleming han creado, prácticamente, una línea de producción. Cuando Fleming murió, en 1964, su familia convocó a Kingsley Amis (el padre de Martin Amis) para  que terminara la novela que el autor estaba escribiendo. El resultado les gustó tanto que decidieron pedirle otro libro. Amis aceptó y el trabajo fue publicado bajo el seudónimo de Robert Markham. 
En 1973, John Pearson, antiguo asistente de Fleming, escribió James Bond: la biografía autorizada; John Gardner publicó catorce novelas entre 1981 y 1995; Raymond Benson aportó tres cuentos y seis novelas entre 1997 y 2002. 
Poco tiempo después el invitado fue Sebastian Faulks. El novelista británico dijo sentirse halagado aunque su primera reacción fue aclarar a los herederos que no había vuelto a leer los libros de Bond desde que tenía 13 años. Su única condición fue poder hacer una relectura para descubrir si seguían entusiasmándolo. En 2008 –y en el marco del festejo de los cien años del nacimiento de Fleming– publicó La esencia del mal. Escribirlo le llevó seis semanas en las que se ciñó a la rutina de horarios que utilizaba el creador del famoso personaje: mil palabras por la mañana, mil palabras por la tarde. Según dijo en una entrevista, Faulks cree haber conseguido una prosa “80% Ian Fleming”. 
El siguiente en la lista fue Jeffery Deaver. Luego vendría William Boyd, quien publicó Solo en 2013. El escritor escocés buscó acercarse al Bond “literario”, alejándose del “cinematográfico”, que no siempre respeta al personaje original. El lanzamiento de la novela se convirtió en una gran perfomance publicitaria: siete azafatas de la aerolínea British Airways llevaron las primeras copias autografiadas del libro en maletines transparentes a siete puntos del mundo significativos para Bond y Fleming: Zúrich, Los Ángeles, Ámsterdam, Ciudad del Cabo, Edimburgo, Dheli y Sydney. Boyd es un conocido admirador del espía “al servicio de Su Majestad”. Su respeto por Fleming quedó evidenciado cuando lo incluyó como personaje en su novela Las aventuras de un hombre cualquiera.
Quien cierra la lista de invitados –al menos por ahora– es el ya mencionado Anthony Horowitz. El nuevo libro se espera para septiembre de 2015.

Banville, Black, Chandler
Desde 2005 John Banville ha venido publicando novelas negras bajo el seudónimo de Benjamin Black. En 2014, el autor de dos rostros dio otra vuelta de tuerca y publicó La rubia de ojos negros, una novela protagonizada por Philip Marlowe, el famoso personaje creado por Raymond Chandler.
No es la primera vez que Chandler es revisitado. Cuando murió, dejó un manuscrito incompleto. Treinta años después, sus herederos decidieron convocar al escritor Robert Parker y darle ese manuscrito para que lo terminara. El libro se llamó La historia de Poodle Springs. Las críticas fueron feroces.
En 2011, Ed Victor, agente literario de Banville, recibió una oferta: los herederos de Chandler le pidieron que hablara con el autor irlandés para consultarle si estaría interesado en retomar a Marlowe. En un principio Banville dijo que no. Tiempo después volvió a pensarlo y decidió aceptar. En realidad, quien escribió La rubia de ojos negros fue su alter ego, Benjamin Black. En una entrevista le preguntaron si lo suyo era una “secuela”, una “continuación” o un “renacimiento”. Él respondió: “Cualquier cosa menos resurrección, porque Marlowe es inmortal y, por tanto, no me necesita para revivir. Mi libro es mío, pero es, antes que nada, un homenaje a un escritor maravilloso, uno de los grandes estilistas del siglo XX, cuyo talento excede en mucho los límites de la novela negra”. Al pedirle su opinión sobre los libros que “reviven” a personajes ajenos, Banville declaró: “Son un acto de ¬canibalismo, pero cuando se hacen con afecto hacia sus creadores y con suficiente destreza, creo que están justificados.” El escritor señaló que no quiso imitar a Chandler sino sólo capturar su espíritu: “Seguro que habrá lectores adictos a Chandler y expertos que se deleitarán en señalar en dónde me he equivocado, pero mi respuesta será “escuchad, este libro es mío, no de Chandler. Además, es una obra de ficción: Philip Marlowe nunca existió”.”
Banville describe su experiencia como “tremendamente divertida” pero no tiene un gramo de ingenuidad en relación al origen del encargo. Ante la pregunta de por qué cree que los herederos decidieron “resucitar” a Marlowe, contesta que, obviamente, el móvil era “hacer dinero”.

Larsson reloaded
La primera entrega de la saga Millenium fue publicada en 2005. Lleva vendidos 78 millones de ejemplares en más de treinta lenguas. Su autor, Stieg Larsson, no llegó a saber que sus libros se convertirían en uno de los tanques del mundo editorial. Murió de un infarto el 9 de noviembre de 2004, a los cincuenta años. 
En este caso el trato con los herederos ha sido bastante más complejo porque hay de por medio una pelea feroz. Eva Gabrielsson, pareja de Larsson durante 32 años, fue desconocida por la familia del autor. Larsson había decidido no casarse como un modo de proteger a su compañera dadas las investigaciones que hacía como periodista y por las que había recibido amenazas de muerte por parte de grupos de extrema derecha.
Ante la falta de testamento, los herederos según la ley son su padre y su hermano. Fueron ellos quienes, en diciembre de 2013, decidieron contratar al periodista y escritor sueco David Lagercratz para escribir el “cuarto libro” de la saga Millenium. Gabrielsson manifestó su desacuerdo en cuanto supo la noticia. Dijo que tratar de sacar más dinero de la trilogía contrariaba todos los principios de izquierda de Larsson y sólo podía leerse como un acto de codicia. El autor se había alejado voluntariamente de su familia muchos años atrás. Su viuda declaró que el móvil era puramente económico: "Tenemos una editorial que necesita dinero y un escritor que no tiene nada para escribir salvo copiar a los demás". 
Lo que no te mata te hace más fuerte llegará a las librerías el 27 de agosto de 2015. La novela retoma los personajes de Larsson (Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist) en lo que ha dado en llamarse una “continuación independiente” con lo que quizás quiera remarcarse que no se trabajó sobre manuscritos inconclusos del autor original. Alrededor de la aparición del libro hay todo un operativo de seguridad para evitar filtraciones. Se dice que Lagercrantz escribió la novela en una computadora sin acceso a internet y que entregó personalmente y en mano el manuscrito terminado. Lagercratz es reconocido como novelista y por haber escrito las biografías del futbolista Zlatan Ibrahimovic, el inventor Hakan Lans y el alpinista Göran Kropp. 
Un dato curioso es que el propio Larsson jugó con la idea de continuar algunos personajes famosos. Antes de escribir su trilogía, consideró la posibilidad de  escribir una historia que indagara cómo sería la vida de Pippi Medias Largas (el personaje creado por su compatriota Astrid Lindgren) en la Suecia contemporánea. De esa fantasía surgió el espíritu y el carácter de un personaje tan inquietante como Lisbeth Salander. El mismo Mikael Blomkvist (compañero de aventuras de Salander) lleva ese apellido en homenaje a otro personaje de Lindgren.

Las damas del crimen 
No fue Conan Doyle el único en cansarse de su propia creación. Ya en 1930 Agatha Christie decía que Hércules Poirot le parecía “insufrible”. Sin embargo, sabía que había muchísimos lectores que adoraban al detective belga.  
Hace un tiempo, Sophie Hannah, una reconocida escritora de novelas de suspenso psicológico, supo que los herederos de Agatha Christie estaban evaluando la posibilidad de contratar a un autor para que escribiera “una nueva novela de Poirot”. Su agente literario fue el primero en decirle que ella era la persona más adecuada. Hannah recordó la idea de una novela que llevaba posponiendo desde tiempo atrás, convencida de que no encajaba en su estilo y que era más bien un policial de enigma clásico. Siguiendo la sugerencia de su agente, se reunió con los herederos de la famosa escritora y les contó ese argumento. La familia se entusiasmó enseguida y decidió que fuera Hannah la encargada de “presentarle” un nuevo caso a Poirot. Los crímenes del monograma fue publicado en 2014 con un buen reconocimiento por parte de la crítica. Su autora dice haber disfrutado la experiencia y estar dispuesta a probar una vez más, siempre y cuando la familia de Agatha Christie vuelva a pedírselo.
Es interesante mencionar un último caso: el de la escritora británica P.D. James, quien aborda un personaje que no pertenece al mundo del misterio pero cuyo nuevo escenario es justamente el enigma y el suspenso. James decidió retomar Orgullo y prejuicio, de su admirada Jane Austen, seis años después del punto en el que termina la novela original. La apuesta consistió en poner a la protagonista, Elizabeth Bennet, en una trama de misterio. No se trata aquí de truco publicitario, franquicia o ambición desmedida de los herederos, sino de un sincero homenaje. Cuando La muerte llega a Pemberley fue publicado en 2011, la crítica destacó la capacidad de P. D. James para recrear el estilo de Austen.



Eugenia Almeida

publicado originalmente en Ciudad X
Junio de 2015





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