jueves, 2 de octubre de 2014

El testigo - Juan Villoro







Julio Valdivieso regresa a México luego de pasar 24 años en Europa. Vuelve a un territorio que es propio pero siente ajeno, una geografía que duele y agita recuerdos. Todo sirve de disparador: las voces de un grupo de rock que detesta, el perfume de las comidas, la luz cuando cae de cierto modo. Todos los recuerdos confluyen en un punto: el momento en que quedó solo, abandonado por la mujer que iba a huir con él. Un amor contrariado por la familia, algo que se rompe sin explicaciones y ella que muere un tiempo después. De esa ausencia parecen brotar todas las cosas que Valdivieso tiene en la boca pero no logra decir.

Ha vuelto a México con la excusa de un año sabático. Ha aceptado la invitación de un antiguo colega para trabajar sobre la obra y la biografía del poeta Ramón López Valverde. El PRI ha perdido las elecciones y se retira del poder después de 70 años. El país se asoma a un cambio. Pero eso quizás signifique la vuelta al pasado, el encierro en un repetirse de ciclos que vuelven incansablemente.

Valdivieso se instala en la casa de su tío, una hacienda repleta de animales embalsamados, casi un símbolo de eso que atraviesa todo: un pasado congelado que se postula a sí mismo como presente y futuro. 

El trabajo sobre López Valverde y la invitación a participar en una telenovela lo obligan a repasar parte de la Historia política de México, particularmente la Guerra Cristera.

Cocaína, empresarios de los medios de comunicación, fanatismo religioso, secretos familiares, cosas dichas a medias y malentendidos. Un país dividido geográficamente por los cárteles de la droga. Asesinatos, presuntos suicidios, desapariciones. La policía operando con los mismos métodos que los narcotraficantes.

Con tres citas iniciales que aluden al viaje, Juan Villoro marca un lazo con La Odisea. No es la única obra del autor en la que aparece esta referencia. Alguna vez dijo que “no hay mayor aventura que la de volver a casa.” El testigo habla de cómo el regreso ilumina y oscurece lo que se ha cultivado desde el dolor o la nostalgia. Una novela sobre la memoria, la interpretación, el deseo, la culpa y los secretos. Una historia que vuelve una y otra vez sobre los múltiples pliegues que hay en la figura del testigo. Un libro lleno de belleza, con diálogos que cobran cuerpo: las voces rurales, las mafiosas, las narco, todas suenan como si uno estuviera allí, formando parte del terreno. 

Villoro es uno de los autores mexicanos más destacados. Ha escrito cuentos, novelas, guiones de radio y de cine, obras de teatro, crónicas y letras de canciones. Hijo de un filósofo y una psicoanalista, creció en una casa donde la literatura era cotidiana. Su abuela paterna escribía bestsellers, su abuela materna -una yucateca- era una gran narradora.

En 2004 El testigo obtuvo el premio Anagrama de novela. Villoro la considera su “obra más compleja”. 


Eugenia Almeida. 

Publicado originalmente en Ciudad X.

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