lunes, 8 de octubre de 2018

Pequeño país - Gaël Faye




La música trunca de la infancia


Uno de esos libros que se deben dejar por un momento para soportar la conmoción, el temblor, la  sensación de estar ahí, en medio de una historia que nos sacude. Eso es Pequeño país. No se trata de un libro perfecto. Pero a quién le importa la perfección cuando experimenta una lectura que conmueve. Y en ese sentido, la novela de Gaël Faye tiene algo difícil de conseguir: que el lector sienta lo que viven los personajes. Su estilo trae a la memoria la frase que alguna vez dijo la escritora Liliana Bodoc: “que lo poético transforme la acción, no que la adjetive”.  

¿Cómo relata un niño el fin de la alegría y el inicio de una guerra étnica que va a destrozar todo paisaje conocido? Pequeño país narra ese proceso sin apelar a golpes bajos pero sin ahorrar nada en la descripción del horror. Un horror que está ahí, en las calles de siempre, en los amigos de siempre, en los vecinos de siempre. Esos que, ahora, ya nunca serán los mismos.

Gaby vive en Burundi. Es hijo de un francés y una tutsi. De apoco, el mundo cotidiano se va deshaciendo por la violencia. La guerra en Ruanda –de donde emigró su madrehace años–comienza a desplegar un genocidio que va a crecer hasta llegar a Burundi. Hutus y tutsis matándose mutuamente. Una furia imposible de contener. Una región que se cubre de sangre y pierde todo sesgo habitable. 

De mangos, ríos, lagos, bicicletas y juegos a pandillas que toman la calle y conducen  linchamientos públicos. Todo se cruza en esta historia. Los problemas comunes de una vida serena –un divorcio, un desengaño–y los extremos que trae la violencia –caminatas de la locura  buscando familiares en los campos de refugiados–.El racismo, las huellas del colonialismo, la construcción del enemigo. El odio, que va creciendo imparable hasta tomar incluso los cuerpos de los niños. 

La escritura de Faye es impecable, leve y grave a la vez, soltando de a poco el sonido de un mundo que se derrumba. No es sólo un país, una región, un grupo lo que desaparece. Es la posibilidad de una cierta vida. Aún si algunos sobreviven, el espanto los persigue para siempre, de un modo u otro. 

Gaël Faye nació en Burundi en 1982. Como su personaje, es hijo de una ruandesa y de un francés, y debió salir del país cuando tenía trece años. Después de estudiar economía, decidió dedicarse a la literatura y a la música. Un buen modo de continuar este libro extraordinario es escuchar las canciones de Faye disponibles en YouTube.


Eugenia Almeida

Publicado en Número Cero





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