“El teatro es un espejo oscuro en donde
venimos a mirarnos”
La editorial DocumentA/Escénicas publicó “Tebas Land”, una obra clave del dramaturgo y director teatral
Sergio Blanco. En esta entrevista, el artista franco-uruguayo, habla de este
nuevo trabajo que profundiza su lazo con Córdoba.
Tebas Land es una obra de teatro. Una
novela construida a puro diálogo. Un tratado sobre la representación.
S
es un dramaturgo que visita a Martín, un parricida en la cárcel. Federico es un
actor que recibe indicaciones de S para construir un personaje basado en
Martín. En esos lazos se construye una historia que pone en tensión los
conceptos de tiempo y espacio y, por lo tanto, las ideas de “presencia” y
“ausencia”. ¿Qué son esas charlas entre los personajes? ¿Combates? ¿Cortejos? ¿Encuentros?
¿Sesiones de psicoanálisis? ¿Ejercicios de
mayéutica?
Tebas Land puede ser todo eso. Y más: un
testimonio, un desafío, una revelación. ¿Qué es ese dispositivo incómodo y
liberador? ¿Qué maquinaria extraña ha construido Sergio Blanco?
Sobre esas
preguntas gira la charla con el dramaturgo uruguayo.
–A lo largo de la historia hay
un juego de engranajes, de tensión, de espejos, entre lo real y lo ficcional. ¿Cómo
se da en usted la relación entre ficción y realidad?
–Las
concibo como dos experiencias que suceden al mismo tiempo y que pueden
acontecer en un mismo instante. Creo que se trata de una relación en la cual
ambas se retroalimentan en forma permanente. No creo que se trate de dos cosas
distintas que van por carriles paralelos y separados, sino que ambas se
entrelazan la una en la otra hasta llegar a ser una sola cosa. Cada día creo
menos en la supuesta frontera que habría entre la ficción y la realidad. Un día
en que estaba discutiendo con Gabriel Calderón –que además de ser un inmenso
dramaturgo, director y actor, es un gran amigo–, en un momento él me dijo:
"Sergio vos mentís la verdad como nadie". Y esa fue una mirada
notable de mis procedimientos que finalmente consisten en hacer que la realidad
y la ficción figuren como una misma cosa. Harold Pinter sostenía que "una
cosa no es necesariamente verdadera o falsa, sino que puede ser ambas:
verdadera y falsa". Para Pinter no había distinción firme entre lo real y
la ficción. Y creo que tenía razón. De alguna manera, Tebas Land teoriza sobre esto mismo.
–A primera vista, Tebas Land
parece un tratado sobre el parricidio pero creo que es un ensayo sobre la
representación como posibilidad humana. ¿Es también un tratado teórico sobre el
teatro?
–Sin
lugar a dudas que es un tratado sobre la representación, el teatro y el arte en
general. Al teorizar sobre el vínculo entre lo real y la ficción, la obra está
problematizando el asunto del mundo y de su representación. Yo a lo que usted
dice, le cambiaría justamente algo: no creo que se trate de un tratado
"teórico" sobre el teatro, sino de un tratado "práctico"
sobre el teatro. Tebas Land es un
texto que piensa el teatro desde el escenario y desde el cuerpo de los actores
que interpretarán a los tres personajes.
–Parece, también, un
posicionamiento político: qué hacer con las jaulas, con los relatos de los que
no pueden circular, cómo crear condiciones de igualdad a la hora de tomar la
palabra.
–Es
cierto que el texto también plantea todos estos temas, pero sin posicionarse,
ni dar respuestas, ni plantear soluciones. Cualquiera de estas tres cosas
implica reducir y simplificar el problema. Y Tebas Land no busca nada de eso. El teatro a mi entender no está
para buscar soluciones, ni dar respuestas, ni posicionarse, sino que está para
plantear problemas, reconociendo lo complejo que los mismos son. Cuando un
texto se posiciona políticamente, empieza a perder fuerza y vitalidad. El
teatro es un espejo oscuro en donde venimos a mirarnos y no a dónde venimos a
buscar soluciones. Y no puede dar soluciones ya que a mi entender y como todo
acontecer poético, el teatro es una pasión que no tiene ninguna utilidad.
–Lo que sucede en la historia,
sucede en una jaula. En una cancha que es una jaula. ¿Es una definición del
teatro como espacio?
–No,
para nada. Pero si para usted es una definición del teatro, ¿por qué no? Ahora
que lo pienso no está nada mal: un espacio de encierro y de juego... Es cierto
que podría ser una buena definición del teatro como espacio.
Un uruguayo
en Córdoba
La
relación de Blanco con nuestra ciudad es de vieja data. Desde hace más de una
década, el artista nos visita para participar en eventos y festivales, dictar
talleres y poner en escena performances que cruzan espectáculo y procesos
creativos. Esa relación se profundiza hoy con su primer libro publicado en Argentina,
un proyecto pensado y creado en Córdoba. Además de la obra, un prólogo de
Federico Irazábal y un postfacio de Marco Antonio de la Parra, el libro incluye
fragmentos de la bitácora de escritura. Allí se ven imágenes de la libreta de
notas de Blanco donde desfilan nombres, palabras e ideas que fue tejiendo para
construir Tebas Land. Es una de las
marcas de DocumentA/Escénicas, esa delicadeza para acceder a lo nodal. Otra huella
del estilo de la editorial es recurrir hasta el último detalle para construir un
objeto artístico pleno de sentido. Por ejemplo, haber elegido en la mención del
lugar de impresión nombrar los talleres gráficos de Báez agregando el dato de
que están ubicados “frente a la Ex Cárcel de Encausados”.
–¿Qué significó para usted la publicación de
este libro en DocumentA/Escénicas?
–Significó
un inmenso orgullo seguido de una gran responsabilidad. DocumentA/Escénicas es
una editorial que sigo desde hace años y por la que tengo una inmensa
admiración y respeto. Cuando surgió la posibilidad de trabajar con Gabriela
Halac sentí una gran felicidad porque sabía que era trabajar con una persona de
un profesionalismo y un rigor como hay pocas. Gabriela me citó en su editorial
y a los pocos minutos me estaba haciendo pensar sobre Tebas Land desde un lugar que yo nunca la había pensado, me la
estaba haciendo pensar en tanto que objeto. Es una editora brillante a la que
le fascina esa alquimia que consiste en convertir la verdad incorruptible de
las palabras en cosas concretas, con peso y que pueden ser corrompidas, por eso
mismo Gabriela siempre está inquieta en que sus libros puedan ser dañados o
afectados o maltratados. Yo creo que en el fondo le fascina ese poder que tiene
para hacer que la idea se vuelva materia expuesta a la contingencia del mundo.
Gabriela Halac además de ser editora es poeta y eso se ve en su forma de trabajar.
Y eso para mí fue muy placentero. No siempre se encuentran poetas de esta
altura.
–En los fragmentos de tu
bitácora hay una anotación que dice “la dinámica del desvelo” ¿podrías
hablarnos de eso?
–Se trata de un juego de palabras. Le llamo
dinámica del 'desvelo' al arte de ir develando de a poco algo, de ir retirando
uno a uno los velos como hace Salomé, hasta que quede el último velo que es la
piel. Lo señalé en la bitácora porque era una duda que me planteaba en un
momento en que me preguntaba: ¿cuál era la posibilidad entre la encarnación
profesada por Grotowski y la distancia defendida por Brecht?
Eugenia
Almeida
Publicado originalmente en Número Cero
La Voz del Interior
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